Los lácteos son un alimento muy rico en macronutrientes y micronutrientes. Los macronutrientes aportan proteínas, carbohidratos y grasas y los micronutrientes minerales —fósforo, sodio, calcio, potasio, zinc — y vitaminas del grupo B, A, D y E. Cada uno de estos nutrientes cubre las necesidades nutricionales que surgen en las diferentes etapas de la vida, desde el estado de gestación hasta la tercera edad.
La necesidad del consumo de todos los nutrientes que aportan los productos lácteos se ve reflejada en las mujeres gestantes, ya que por lo general durante el embarazo hay un desgaste evidente de calcio que afecta a sus huesos y dientes. El aporte nutricional de estos alimentos no solo recae en la absorción de calcio o cualquier otro nutriente que la mujer necesite durante este periodo, sino que también ofrece beneficios energéticos, calóricos, proteicos incluso aminoácidos esenciales que son componentes clave para el correcto desarrollo del embarazo y buen estado de salud de la mujer gestante.
Se recomienda a la madre mantener una alimentación balanceada, natural y nutritiva y consumir de tres a cinco porciones de lácteos al día, bien distribuidos. Esto, además de fortalecer la salud de la mujer gestante, contribuye positivamente al bebé, debido a que todo este alimento llega a través del cordón umbilical e influye en su desarrollo físico y cerebral. Además, el consumo de estos productos funciona como una alternativa para saciar los antojos que se presentan durante esta etapa.
Como consecuencia, el consumo de lácteos durante la gestación impacta no solamente en
la mujer, sino también en el desarrollo del bebé y sus futuras etapas (niñez y adolescencia)
La inclusión de lácteos en los infantes está recomendada a partir de los 12 meses de edad, sin embargo el yogur puede ser consumido alrededor de los 10 u 11 meses de edad (sobre la base de la recomendación pediátrica). Este alimento, por la cantidad de probióticos que contiene, mejora la salud digestiva, la relación entre intestino y cerebro y el sistema inmunitario.
En los niños y adolescentes se recomienda la ingesta de mínimo 3 porciones de lácteos al día. El desayuno es el punto clave: este es el alimento que empieza a dar energía al cuerpo, y si omitimos esta comida provocamos que el cuerpo empiece a consumir energía de los músculos, lo que causa complicaciones y problemas de salud.
Los lácteos son alimentos versátiles y aptos para consumo en cualquier momento del día: un helado de yogur con fruta, un sánduche de queso, un vaso de yogur, una tostada con mantequilla y vegetales, leche con avena, y otras combinaciones son ideales para un snack o una comida completa.
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